¿Qué es una Cadena de Valor Interna?
La Cadena de Valor proporciona un marco visual en el que se integran los procesos de una manera ordenada, lógica y consecuente con el fin de garantizar el cumplimiento de la Oferta de Valor y promover el crecimiento de la organización en términos económicos.
Existen diferentes modelos para estructurar la Cadena de Valor Interna que apuntan al mismo fin. En este caso, se propone un modelo sencillo en forma de mapa que se caracteriza por clasificar los procesos, darles un orden consistente y, simultáneamente, agregar valor al sistema. Además, pone en evidencia las interacciones y fallas con el fin de facilitar la toma de decisiones tácticas en la organización.
Modelo de Cadena de Valor Interna
A continuación, se presenta un ejemplo para explicar la manera en que opera y se interpreta el modelo de Cadena de Valor propuesto.
Todo modelo de negocio parte de la identificación de la necesidad o deseo de un mercado específico. Así, al alinear la actitud, el conocimiento, las capacidades y los recursos en un espacio y tiempo establecidos, se puede generar un bien o servicio que satisfaga dicha necesidad o deseo. De esa manera funciona cualquier organización que esté inmersa en un sistema económico de libre mercado.
Por esa razón, se debe entender que el límite inicial de la organización es la necesidad de los clientes y la frontera final es la satisfacción de las necesidades y deseos expuestos. Todo lo que se encuentra en el medio de estos dos pilares, corresponde a las actividades y procesos que generan valor en concordancia con el propósito organizacional.
En este caso, los procesos se clasifican en tres categorías: misionales, de apoyo y tácticos:
Los procesos misionales son todos aquellos que soportan la Oferta de Valor y representan la razón de ser de la compañía. En esa medida, son microsistemas que no se pueden subcontratar debido a la alta sensibilidad e injerencia en el propósito organizacional. Al tercerizarlos se perdería el control y se generarían riesgos innecesarios.
Los procesos de apoyo son actividades que integran el sistema de manera periódica, pero que no representan la razón de ser de la empresa. Normalmente, son trasversales y muy importantes para las actividades diarias, pero no agregan valor al sistema de manera directa.
Como ejemplo podemos exponer el caso del proceso contable que, a pesar de ser una actividad fundamental en una organización, no es un factor decisivo al momento de generar una venta. Esto quiere decir que los clientes no van a pagar más o van a percibir mejor el bien o el servicio por el hecho de que internamente se tenga bien establecida la contabilidad.
Los procesos tácticos hacen referencia a todos aquellos servicios que se subcontratan y que se integran de manera indirecta a la cadena operativa misional. Esta subcontratación se debe a la baja injerencia de esos servicios en el objeto del negocio y al hecho de que representan modelos de negocio muy diferentes a la razón de ser de la organización.
Una diferencia razonable entre los procesos de apoyo y los procesos tácticos, radica en que estos últimos nunca ingresarán a la cadena misional de la empresa, mientras que, en el caso de los procesos de apoyo, cabe la posibilidad de que en algún momento puedan ingresar a la cadena principal atendiendo la necesidad del momento empresarial y el nivel de desarrollo.