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Diagnóstico empresarial
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Un experimento que cobra cada vez más popularidad, es aquel donde en un recipiente con agua caliente se deja caer una rana, la cual, una vez siente el ardor da un salto de inmediato; por otro lado, la segunda rana es sumergida en agua fría, la cual se va calentando de manera progresiva hasta ver con mucho asombro como el anfibio se va aclimatando hasta morir a causa de la temperatura del agua y sin darse cuenta. Es un ejemplo ideal para poder referirnos a dos tipos de empresa: las de cultura proactiva y las de cultura reactiva. Las primeras, son aquellas que se caracterizan por su capacidad de dar “saltos veloces”, ante los vertiginosos cambios del mercado así como su capacidad de anticiparlos; las segundas, aquellas que al igual que la rana que se acostumbra al agua caliente, son este tipo de empresa que se adaptan y acostumbran a su entorno sin prever o creer que éste puede llegar a dar giros repentinos o inesperados tan radicales que las lleve a su crisis y extinción. Uno de los libros que mejor hace referencia a lo anterior, es el texto de FrancPonti llamado: “Si Funciona, Cámbielo”, nombre que de entrada sugiere una paradoja que desafía los convencionalismos del mercado y de las empresas. Sin embargo, estoy profundamente convencido y de acuerdo en que uno de los principales enemigos de la creatividad y la innovación es el éxito que pueden lograr las organizaciones, ya que como bien lo resalta el autor, el éxito se comporta como una especie de “anestesia” que aferra a la empresa a los modelos que le han representado logros haciéndole creer que este mismo modelo funcionará a futuro. Sin embargo ¿podría alguien anticipar o predecir cómo se comportará su categoría de mercado en los próximos 6 meses? Si bien lo más cambiante, inestable y poco predecible son los mercados, ¿por qué creer que lo que funcionó en un momento volverá a hacerlo en futuras ocasiones? Quizás éste sea la equívoca creencia en la que han caído multitud de pequeñas y grandes empresas. Nunca olvidaré la ocasión en la que visité una empresa de mi ciudad donde encontré el más hostil de los ambientes laborales, situación ante la cual los directores de mercadeo me comentaban que el gerente no hacía ningún caso ni avisaba proceso de mejoramiento alguno. Esto debido a una razón de peso suficiente que era capaz de hacerle olvidar e ignorar el mal ambiente en el que su compañía se encontraba: “la empresa era altamente rentable”. “¿Por qué entonces voy a invertir en un departamento de recursos humanos o programas de endomarketing cuando al final vendo bien?” Como éste y cientos de casos más, el éxito representa un profundo riesgo que no permite anticipar cambios del mercado, tendencias de consumo, necesidades de inversión e investigación e áreas más allá de I+D. Esta tendencia natural de aferrarse a modelos pasados antes que aventurarse al riesgo de conocer y explorar, se explica muy bien desde lo que trabajamos en la primera parte de este texto cuando nos referimos a la mente humana y la manera como ésta prefiere lo que ya conoce y le da seguridad para evitar la incertidumbre que representa lo nuevo y desconocido. La historia está repleta de casos que demuestran una y otra vez, cómo uno de los principales motores de la creatividad y la innovación (en contraste con el éxito), es el fracaso y los problemas, conceptos a los que tememos profundamente pero que si aprendiéramos a valorar, descubriríamos que son la plataforma ideal para grande éxitos y desarrollos. Quizás uno de los ejemplos más relevantes sea el estado de ISRAEL, el cual, haciendo un resumen muy atrevido, podríamos caracterizar como una nación con problemas de: tamaño del territorio, tierras áridas, amenazas y guerra, limitados recursos y una historia llena de diásporas. Pero es en este último hecho donde ha radicado gran parte de lo que ha convertido esta pequeña nación en una potencia del mundo. Al tener que vagar y refugiarse por todo el planeta, los judíos han aprendido de toda clase de temas y áreas de conocimiento que el respectivo país y cultura en la que habitan les ofrece. Cuando muchos de estos judíos vuelven a su tierra en el año de 1948, lo que se forma es una nación que goza con el más diverso capital intelectual, el cual, motivado por las limitaciones físicas de su territorio y un orgullo insaciable de desarrollo, los ha llevado hoy a ser un país líder en: óptica, robótica, balística, aeronáutica, electrónica, agricultura y sistemas de riego, genética vegetal, piscicultura y cosmética entre otros. Sin duda alguna, un país que demuestra que el fracaso y los problemas son el mejor aliado de la creatividad y la innovación. Si eres una persona de mi generación, sin lugar a dudas fuiste de los que compró un rollo Kodak y encontrabas en la calle cientos de sedes de empresas de revelado e impresión. Así como alquilamos alguna vez una película en los muchos lugares dedicados a este oficio, siendo BLOCKBUSTER uno de sus principales exponentes. Lo que podíamos pensar en esos días era en lo grande y poderosos que eran estos y muchos otros emporios, así como seguramente no nos hubiera cabido en la mente pensar lo que hoy es la realidad de muchos de estos que prácticamente desaparecieron o están al borde de la quiebra. Quizás la historia de la segunda rana tenga mucho que explicar al respecto de estos hechos. Pequeñas y medianas empresas han comenzado a dar pasos de gigantes y saltos como la primera rana, ya que han sabido entender y anticipar su mercado para dar respuestas y una oferta relevante para éste. Uno de los ejemplos más antiguos es el de gran marca NINTENDO, la cual en sus inicios diseñaba cartas impresas para juegos de mesa, pero fue capaz de dar el salto hacia la industria que significó su mayor crecimiento: los videojuegos. En nuestro mercado, ejemplos como Flamingo, Tiendas D1, Euro, la Central Mayorista y muchos otros, han significado una oferta nueva y relevante para un consumidor que durante muchos años asistió a otro tipo de grande superficies, pero que hoy compra en tiendas que han sabido comprender y adaptarse a su cultura, la cual está caracterizada por factores como el “fiado”, la cercanía y facilidad para comprar, los precios bajos, el trato cálido y espontáneo entre muchos otros.
La innovación tiene de entrada un profundo enemigo cuando la concebimos solo como un área de la cual participa un equipo selecto al margen de la organización, el cual debe luchar contra la resistencia que ofrecen otras áreas y las mismas directivas, quienes al final pueden ser los más escépticos ante iniciativas disruptivas o permitir que ajenos a la organización participen en procesos de intervención creativa al interior de la misma. Un estudio realizado en el 2009 mostró como solo el 8% de un grupo de empresarios colombianos estaría dispuesto a participar acciones de su compañía a cambio de inversión económica en la misma, resaltando con esto lo conservadora que resulta nuestra mentalidad a la hora de abrir la empresa a intervenciones y miradas externas, lo cual se opone a lo que proponen los modelos de innovación abierta donde la organización permite la intervención de grupos de interés como clientes, competidores (quienes se conciben como aliados estratégicos), la comunidad, la academia entre otros. Uno de los ejemplos más relevantes al respecto, es la iniciativa entre el grupo Argos y la Universidad Eafit que ha dado lugar al Centro Argos para la Innovación, el cual se ha concebido como un lugar estratégico para el desarrollo de ideas innovadoras para dicho grupo, a partir de la alianza con esta Universidad y otros stakeholders de interés. La innovación debe ser una cultura que se geste al interior de la organización, la cual, más que un área o grupo de personas, debe ser una mentalidad que permee cada uno de los niveles y departamentos, siendo ante todo una convicción que haga parte del ADN de cada uno de los miembros internos y externos de la misma. Lograr esta cultura de innovación, en un desafío que supone romper con modelos y procesos enseñados y arraigados en las organizaciones a lo largo de muchos años, pero que sin lugar a dudas es lo que ha comenzado a gestar un nuevo modelo de empresas donde resaltan como un ejemplo las hoy denominadas: “Empresas Unicornio”, término acuñado en el 2013 debido a “lo raro que son de encontrar”. Muchas de estas empresas son start-ups de menos de 10 años que no cotizan en bolsa ni han sido compradas por otras compañías, pero cuya valorarización ronda los US$ 1.000 millones. En este selecto grupo se encuentran casos que han revolucionado los modelos de negocios como el sector de transporte público y hotelería, como “Uber” (la compañía de transporte más grande que no posee un solo vehículo propio) y “Airbnb” (la mayor cadena de hospedajes sin una sola propiedad) respectivamente. Sin lugar a dudas la tecnología es la base de estas grandes empresas, pero también lo es las profundas transformaciones en el modelo operativo que éstas y muchas otras están sufriendo para lograr los grandes índices de rentabilidad. Dentro de los cambios más significativos que este grupo de empresas de innovación nos pueden enseñar, encontraremos casos como el de Zappos cuyo modelo es la autogestión, eliminando con esto cargos, jefes, reuniones y muchos procesos para privilegiar el desempeño personal del colaborador, el cual trabaja no desde el control externo sino desde la motivación intrínseca (no en vano encontraremos como esta empresa es la mayor comercializadora de zapatos por internet), todo esto sumado a un ambiente laboral dominado por la alegría, confianza y festividad que caracteriza esta organización. Este concepto de la motivación intrínseca es lo que ha dado lugar a fenómenos de mucho interés como los que plantea RyanTate en su libro: “La Doctrina del 20%” cuyo subtítulo me permito citar por lo ilustrativo que es para efectos de lo que estamos desarrollando: “Porque divertirse, perder el tiempo y romper las reglas en el trabajo llevan al éxito en los negocios”. Más explicaciones serían redundantes pero sí es un texto que vale la pena leer. Google, se ha alzado como una de las precursoras de esta tendencia de innovación en las organizaciones que busca desarrollar 3 condiciones fundamentales en el colaborador: Maestría, Autonomía y Propósito; por maestría, entendemos cuando la empresa explota (en el buen sentido de la palabra), la “pasión” del colaborador. Nótese que hablamos de pasión más que formación, ya que obtener un título de pregrado o postgrado en lo absoluto garantiza que la persona se esté desempeñando a plenitud, lo cual fue un tema que abordamos en el enemigo No. 2 cuando nos referimos a la educación y la familia. La maestría busca que el colaborador saque provecho en la organización de ese talento innato y gusto propio por un tema específico que lo podría llevar a hacer estos durante horas y días enteros sin parar. Por autonomía se concibe cuando el colaborador es dueño de gran parte de su tiempo y su gestión, eliminando con esto al máximo reuniones improductivas y permitiéndole trabajar en las horas y espacios físicos más favorables para él. Es muy interesante observar cómo cada persona es más productiva en diferentes horas y lugares de trabajo, de ahí entonces que es un error limitar el trabajo del colaborador a un horario rígido en un espacio específico como ocurre hoy en la gran mayoría de empresas. Finalmente la mezcla de maestría y autonomía es lo que llamamos propósito, que es cuando el colaborador siente que lo que hace es valioso y tiene sentido para él y para la empresa que lo respalda. Cuando la labor que se realiza no se le ve un sentido o meta más allá de un salario, el resultado son los dominantes pero poco efectivos modelos basados en comisiones por ventas, premios, viajes y convenciones entre otros, los cuales funcionan como la carnada que se amarra de un palo y cuerda a la cabeza de un animal para que siga caminando durante mucho tiempo en una misma línea recta. Al final, si bien el colaborador puede que logre su meta, el precio es muy alto en contrate con los altos niveles de ansiedad, stress y deserción laboral que se pagan como consecuencia. Las empresas que están desarrollando estas 3 características en sus colaboradores, son las que están logrando hoy los mayores niveles de innovación no solo a nivel de desarrollos sino de cultura organizacional. No sorprende entonces ver como el Google, empresa que hemos vinculado a internet, esté desarrollando iniciativas como carros que se conducen sin personas y elevadores que lleguen hasta la estratósfera como una actividad de turismo. ¿Quiénes están detrás de estas grandes ideas?, personas que más que su formación o salario, los mueve su motivación intrínseca alimentada por estos 3 elementos, donde lo que se genera es una relación de mutuo beneficio ya que el colaborador se realiza en todo nivel y la empresa se hace rentable por los desarrollos que en ella gestan personas actuando con libertad, motivación y creatividad. Nuestro mercado está dando señales de cambios muy profundos en cuanto a los modelos de negocios y culturas corporativas, lo cual vemos cada vez más en ejemplos como las transformaciones arquitectónicas de las empresas donde se destinan espacios muy generosos para la recreación y deleite del colaborador. De nuevo Google es un gran legitimador de este ejemplo, así como los son las oficinas de Pixar y la agencia TBWA en la ciudad de Los Ángeles. Por su parte, otros ejemplos de estas nuevas culturas internas serían las iniciativas de ir a trabajar una vez al mes disfrazados, días libres en compensación a fechas como el cumpleaños, oficinas multicolores, zonas verdes, paredes enteras destinadas a escribir tus ideas para que otros las lean y complementen, eliminación de barreras que representen una lejanía entre el colaborador y sus superiores, teletrabajo, acciones de endomarketing, premios y reconocimientos a las iniciativas de innovación al interior de la organización entre muchos otros referentes que deben dejarnos profundas inquietudes y motivaciones hacia una nueva forma de concebir nuestros negocios. Invito como cierre a revisar casos extraordinarios como la Universidad Chevrolet para taxistas, o el caso de las empresas denominadas tipo “B”, las cuales merecen todo un desarrollo pero que espero sea de interés para el lector indagar mucho más al respecto de éstas, las cuales en su concepción no buscan ser las “mejores del mundo”, sino, “las mejores para el mundo” Son pues la creatividad y la innovación, un cambio que requiere no solo transformar nuestros modelos empresariales, sino además familiares, escolares, sociales y culturales, para sacar el mayor provecho de estas capacidades inherentes al ser humano, pero que por diversas razones no hemos privilegiado para llevarnos a lo que sería un verdadero concepto de desarrollo y autorrealización. Escrito por: JUAN DAVID LONDOÑO GÓMEZ Director CREO - Esp. Diseño Estratégico e Innovación